Llega el verano y con él una de las reuniones lúdico-festivas más divertidas de la temporada: el “Matsuri” que traducido literalmente del japonés significa “día festivo”. Así pues este es nuestro día festivo, nuestro día de celebración. Y a buena fe que lo es! ya que desde que llegamos hasta que nos vamos, la fiesta está con nosotros. Además como buena fiesta que es no solamente se circunscribe al ámbito de los practicantes en activo de nuestro karate-do sino que también lo es para aquellos que en su día estuvieron en activo con nosotros, para nuestros familiares, para cualquiera que quiera pasar un día en familia.., con esta familia.
El lugar de reunión como ya viene siendo habitual es la casa de colonias Mogent donde cada vez que vamos nos tratan la mar de bien.
El matsuri siempre empieza como no puede ser de otra manera con un entrenamiento al aire libre en el descampado que hay situado al lado de la zona de aparcamiento. Como nos encontramos en el mes del kata Nijushijo (recordad aquello de doce meses, doce katas..) el entreno estuvo basado en dicho kata. Recordatorio del kata para todos aquellos que lo teníamos un poco oxidado y aplicaciones en pareja. Luego llego el momento de mimetizarse con el medio ambiente y aprovechar aquello que estaba a nuestro alcance. Sesión de Makiwara con series de Tsukis y Geris sobre ¡unas balas de paja! que curiosamente andaban por allí y la visita a la que cada año no faltamos con nuestras ya conocidas ruedas de camión donde pudimos calentarnos un poco las tibias y los empeines. A título personal puedo decir que les voy cogiendo cada año un cariño
digámoslo así… “especial”.
A continuación y siguiendo con la filosofía de darlo todo, un pequeño refrigerio donde no faltaron las patatas chips, las olivas, los espárragos y cerveza para emborrachar a un barco de vikingos. Hacía calor y el entrenamiento bien lo había valido.
Con la gusilla en el estómago por el aperitivo degustado nos dirigimos al comedor donde nos esperaba el plato fuerte. No sé si es por día, por el lugar o por la compañía pero la paella con la que nos obsequiaron los cocineros era como se decía antes “superior al término medio”. Vamos que estaba buena no, buenísima. Es difícil encontrar fuera de casa un lugar donde la paella valga la pena, pero ay amigos… la paella de Mogent vale la pena de verdad.
Con la barriga llena, la digestión en su momento álgido y el cansancio propio del post-entrenamiento un momentillo de relax y a la piscina! De todo el día el momento más divertido a mi modesto modo de ver. Juegos en el agua con pelota, ahogadillas y comportamiento propio de adolescentes. Es un momento donde los que ya peinamos alguna que otra cana, volvemos atrás en el tiempo cuando íbamos con los amiguetes a la piscina con bocadillo de tortilla frío y la botella de Mirinda. Momentazo digno de reseñar cuando cargamos y descargamos un Castell de tres pisos (después de algún que otro intento, todo hay que decirlo) gracias en parte al asesoramiento externo y desde fuera de la piscina de nuestro compañero y sempai César González.
La tarde caía, nos dirigimos a cambiarnos con la agradable brisa de la montaña en el mes de julio y nos dispusimos a vestirnos con nuestros atuendos propios de un día como este. Matsuri es fiesta, celebración y por tanto día perfecto para vestirse con ropa tradicional japonesa, cenar todos juntos y disfrutar del sueño de una noche de verano.
Nuestro Sensei después de cenar nos tenía una sorpresa preparada. Con la inestimable colaboración de nuestro compañero experto en cultura y gastronomía japonesa, Patricio. El momento de tocar la fibra sensible de los que estábamos presentes allí. Sensei Pepín Martínez quiso homenajear en nombre propio a aquellos miembros y compañeros que han contribuido a construir lo que hoy en día es nuestra escuela y los principios que la caracterizan. Miembros en activo como César, Carvajal, Mireya, Cristina, Mañas. Miembros “en la reserva” como Elvira, Álvaro, Pepón. Compañerismo, respeto, entrega, honestidad, fidelidad. Conceptos que todo el mundo conoce y que es tan difícil encontrar hoy en día en nuestra sociedad. Sí amigos, fue impresionante ver como empezando por el Sensei todos y cada uno de los que recogieron su galardón (una placa conmemorativa y un carta personalizada en forma de pergamino) se
emocionaron y de qué manera. La carta fue una verdadera declaración de principios desde lo más
profundo del corazón.
Después de estas emociones tan intensas y siendo ya un poquito tarde hubo tiempo todavía para unas “Performances Dance” (un poco petardas todo hay que decirlo), unos bailes y unas risas acompañadas de buena música presentada por nuestro Dj Andy Pérez.
Fue como cada Matsuri un día de fiesta, celebración, compañerismo, risas y buen rollo. ¿Se puede pedir algo más? Sí, por supuesto. Que esto se repita en el tiempo hasta el infinito y más allá!
Fernando Cubells. Alumno del Dojo J.Martínez