NORMAS DEL DOJO

Nuestro dojo funciona de una manera estricta y siguiendo las reglas tradicionales. Es el lugar destinado a recibir la enseñanza del karate-do y es deber de todos respetarlo.

  • Cada alumno debe contribuir a la creación de una atmósfera positiva, de armonía y respeto.
  • Todos los practicantes estudian los mismos principios. No debe haber desacuerdos en el seno del grupo. El secreto de esta escuela está en la armonía y el compañerismo que se respira e ella. Preservémosla. Pues todos los componentes del dojo formamos una gran familia. “La esencia de la práctica de karate-do está en el valor a la amistad, el hablar de corazón a corazón y la ayuda prestada voluntariamente”.
  • No hay justificación para la pereza, ni tampoco para la indiferencia de las reglas. “Gracias a la repetición de la práctica cotidiana podemos vencer la fatiga, el hastío y conocer el sabor del esfuerzo, la importancia de la perseverancia y la alegría de vencer a la dificultad”.
  • Cada practicante se compromete moralmente a no utilizar jamás una técnica de Karate-do para hacer daño a otros o para exteriorizar su ego. El Karate es una herramienta que conduce al desarrollo de una sociedad mejor a través del perfeccionamiento del carácter del individuo. No es una técnica de destrucción sino de creación. El objetivo del Karate-do es preparar, a través del entrenamiento, la mente en la defensa personal estimulando la percepción, anticipándose a posibles conflictos, comprender las situaciones y ambientes de violencia para no participar en ello y no responder de la misma forma, meditando la confrontación con inteligencia y sin uso de la fuerza, principio básico de nuestra escuela: “Karate ni sente nashi”. No hay ofensa en karate.“Dominar al enemigo sin luchar, esto sí es la más alta habilidad”.
  • Está totalmente prohibido solventar conflictos personales sobre el tatami. El Karate-do no es una pelea callejera. Estáis en el tatami para trascender y purificar vuestras reacciones agresivas, para adoptar el espíritu de un samurái a través del descubrimiento de la propia responsabilidad social. “Durante el entrenamiento adoptaras una actitud de humildad hacia tu oponente y le estarás agradecido de la ayuda prestada”
  • No debe haber espíritu de competición sobre el tatami. El objetivo del karate-do no es luchar y derrotar al enemigo, sino luchar por derrotar nuestros propios instintos agresivos. “El último objetivo del karate-do no reside en la victoria o en la derrota, sino en el perfeccionamiento del carácter de sus practicantes”
  • Cada alumno tiene distintas capacidades físicas y diferentes razones para practicar Karate-do. Todas merecen respeto. En karate-do no hay hombres fuertes ni débiles, la esencia del Arte es la mutua cooperación”. El verdadero Karate-do es la aplicación correcta de la técnica apropiada en cualquier circunstancia que se presente. Es vuestra responsabilidad no ocasionar daño alguno. Ha de protegerse al compañero y a uno mismo.

Queda a discreción de esta escuela la aceptación de alumnos en su dojo.